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domingo, 9 de febrero de 2014

¿Premonición o negocio?

Atardecer del 7 de septiembre de 1996, en el kilómetro 129 de la Ruta Nacional 12, en camino a Chajarí, (Entre Ríos, Argentina), un camión embistió un micro de origen brasilero, donde viajaba todo la banda de Miriam Alejandra Bianchi, Gilda. El accidente le costó la vida a la cantante y a seis personas mas, entre ellas su madre y su hija Mariel y 3 músicos de la banda. Fabrizio, su otro hijo y Juan Carlos "Toti" Giménez (productor musical y tecladista de la banda) sobrevivieron al accidente. Cuentan que en los días previos al accidente, Gilda no estaba de muy buen ánimo, tal es así que gente cercana a su círculo íntimo expresaron que había perdido esa alegría y carisma que contagiaba a sus fans. Antes del viaje, a Chajarí, Gilda le cambió la letra a su tema "No es mi despedida". En esa canción hablaba del final y una especie de despedida para sus seres queridos y fans. Este tema fue encontrado en un casete en el que la cantante había dejado los demos de lo que sería su próximo disco, que luego se convirtió en un cd póstumo titulado: "Entre el Cielo y la Tierra". 
Muchos sostienen que el tema "No es mi despedida" que Gilda modificó, sin motivos que se sepan, fue una especie de premonición. Otros redoblan la apuesta diciendo que en realidad el tema fue un regalo a 3 fanáticas que acompañaron a la banda durante toda su gira por Bolivia. Para el ex trompetista de la banda, Dany de la Cruz, la famosa historia del casete sólo fue un negocio inventado por Giménez, quien hoy figura como autor de la canción. Fue una cuestión de marketing, aseguró el músico peruano de la banda, que trabajó en La Nueva Luna, La Repandilla y hoy por hoy en Damas Gratis.
Gastón Alarcón, presidente del club de fans de la cantante, recordó que ella era una persona muy creyente que solía tirar las cartas a quien se lo pedía. Y luego apuntó algo que muy pocos saben, que Gilda solía tener ciertos episodios de premoniciones o anticipos de cosas que al tiempo sucedían. Santa Gilda, como también la conocían, solía recibir luego de sus recitales miles de pedidos de salud, trabajo y hasta suerte de sus fans. "La gente le acercaba a sus hijos para que les bajara la fiebre" comentó Alarcón. Episodios y ejemplos como este hay varios, de una mujer que mientras debatía entre la vida y la muerte decidió no suicidarse luego de su hija le pasaba permanentemente el tema "Baila esta cumbia", o dell joven que padecía una grave afección de diabetes que se curo de la "noche a la mañana" luego de que su madre le pidiera ayuda a Gilda. Eduardo Gómez, 32 años, aportó el caso de su sobrina, Romina, que hace unos años tuvo un serio problema de salud cuando se le descubrió una grave afección en el páncreas. "Me aferré a Gilda y le pedí con mucha fe que ayudara a mi sobrina, que al final se salvó y hoy es madre de 2 hijos". En Quilmes, Dora Osuna, de 53, es una convencida de que su hija y ella viven por la acción de la cantante. "En el parto de la nena se me reventó la placenta y en el peor momento le pedí a Gilda que me ayudara. Y así fue". Y agregó "sigue haciendo cosas por mí y por eso todos los días le rezo y le prendo una vela, porque también ayudó a mi hijito de 6 meses cuando un broncoespasmo lo tuvo muy mal". Otra devota de este culto popular es Marta Bustos, de Puerto Madryn, quien quiso comprobar si eran verdad los dones atribuidos a Gilda y viajó desde Chubut al santuario para pedir por su hija a quien le habían diagnosticado que era prácticamente imposible que concibiera descendencia. A los dos meses de ese viaje a Entre Ríos, la joven ya estaba embarazadaGilda se fue en el mejor momento de su carrera, pero con el tiempo, sus seguidores se convirtieron en "devotos" y empezaron a aparecer testimonios como los ya antes mencionados de milagros que las personas le atribuían al espíritu de Gilda. En la actualidad, gente de todas las edades ofrece oraciones y prende velas a su imagen, pidiéndole por salud y trabajo en sus familias. La cantidad significativa de hechos inexplicables que se dieron y la fe popular lograron que en aquel kilómetro 129 de la ruta 12 se levantara un pequeño santuario en el lugar del accidente, que reboza de notas, pedidos, agradecimientos y fotos dejadas por los devotos de la Santa Bailantera, la Santa Gilda.
Dicho todo esto, volvemos al principio, en plantear si la cantante en realidad estaba "despidiéndose" en su canción. Creer o reventar, va en cada uno. Si creer en que fue un negocio lucrativo con el nombre de Gilda luego de su muerte. O en que "No es mi despedida" en realidad si fue una premonición de la cantante. 
¿Realidad o ficción? ¿Destino o casualidad? ¿Premonición o negocio?


Dato curioso: mas adelante en el tiempo, otro hecho similar ocurrió. Rodrigo Bueno, cantante de Cuarteto cordobés, escribió la canción "Un largo camino al cielo" supuestamente para Alejandro su amigo la infancia, quien había muerto de sobredosis. Personas cercanas al Potro aseguraban que el "veía venir su muerte", y escribió ese tema como una despedida también. Además de las muchas similitudes que narra en la canción con su propia vida, aclaremos también que su nombre completo era Rodrigo Alejandro Bueno Olave. Si, Alejandro.


No es mi despedida - Gilda

Letra No es mi despedida - Gilda


Un largo camino al cielo - Rodrigo (incluye letra)

ALGUNAS IMÁGENES DE GILDA Y TAMBIÉN DE SU SANTUARIO












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